viernes, 14 de febrero de 2014

Alimento Para El Alma 3


EL PAN DE CADA DÍA,DÁNOSLO HOY...

 MENSAJE : RESPETOS


    
 60 Uds. saben, Moisés tenía miedo de ir allá otra vez. Moisés tenía ochenta años de edad ahora, y él había estado fuera cuarenta años. Y cuando él habló con Dios en la zarza ardiendo, él dijo: “¿Quién les diré que me ha enviado?” Dios no tenía nombre. El dijo: “¿Quién les diré que me ha enviado?” Dijo: “Cuando yo diga: ‘El Dios de vuestros padres se me apareció’, ellos van a decir: ‘¿Quién es el Dios de nuestros padres?’ Pues, ¿qué les diré?”

61 El dijo: “Tú diles que ‘YO SOY EL QUE SOY’. Tú diles que ‘YO SOY EL QUE SOY’”. Y El dijo: “¿Qué es eso que tienes en tu mano, Moisés?”

62 El dijo: “Una vara”. Y él la tiró y se transformó en una serpiente. Y él puso su mano en su seno, se transformó en lepra; y lo hizo de nuevo, y sanó.
 

63 El dijo: “Ve allá, y toma estas señales y hazlas delante del pueblo, y será una vindicación. Ellos sabrán por estas señales que Yo te envié para liberación”. ¡Oh, hermano! Dios siempre hace eso. Dios siempre da señales sobrenaturales. ¿Ven?

  64 Y ahora cuando él llegó y llamó al pueblo, e hizo sus señales delante de ellos, todo Israel creyó, cada uno de ellos. Y fueron directamente al palacio, también, para liberación. Y entonces el Faraón decidió que él no les daría liberación, y Dios soltó juicio sobre Faraón. Y nosotros sabemos qué pasó en Egipto.

65 Extraño, después de que habían visto todas esas señales suceder, y luego llegaron al Mar Rojo, y se dieron cuenta que el mismísimo Dios que había hecho todas esas señales, aquí en el Mar Rojo, dudaron a Dios, en la primer cosa, que El era capaz de hacer una vía de escape.

 66 Ahora, allí es donde cometemos nuestro error. Cuando una pequeña enfermedad nos aqueja, cuando un pequeño desastre, o un pequeño problema nos cae en alguna parte en el camino, entonces apostatamos. Un convertido joven; alguien se ríe de él, dice: “Pues, tú no eres nada más que un santo rodador”.
67 “Bueno, me desagrada ser llamado un santo rodador”. ¿Ven Uds.?, ¿ven?, allí lo tienen, les da a Uds. esa duda.
68 ¡Ese es el tiempo de permanecer allí! Ese es el tiempo de respetar al 
mensajero. Ese es el tiempo de—de dar gloria a Dios.











  
 69 Y Moisés dijo: “Yo he hecho estos, ya, diez milagros delante de Uds. Y Dios les ha dado diez milagros, y luego tienen Uds. miedo en el mar. Ciertamente. ¿Cuánto más se requerirá para que Uds. crean?” El regresó, y tomó su vara y la mantuvo delante del mar, y las tormentas bajaron y lo soplaron hacia el otro lado, y ellos cruzaron. Y en cuanto llegaron allá, inmediatamente empezaron a quejarse de que no tenían pan. ¿Ven?, exactamente lo mismo. Entonces Dios hizo llover pan de los cielos para ellos. Entonces se quejaron de que no tenían agua, y simplemente tenían una queja tras otra.


 70 Uds. dicen: “Pues, quizás eran del tipo no convertido”. Bueno, quizás lo eran. Hubo una multitud mixta que fue con ellos, es cierto.

71 Pero quiero traer otra cosa a su— memoria. Si Dios envió al mensajero, y vindicó, por medio de las señales, que él era el mensajero enviado por Dios, entonces a ellos les tocaba obedecer a este mensajero. Exactamente. Deben obedecer al mensajero y tener respetos para ese mensajero. Miren a Josué y Caleb, se quedaron a su lado. Sí, señor. Cualquier cosa en la que estaba Moisés, ellos estaban en ella, también. Ya sea que Moisés estaba correcto o incorrecto, ellos se quedaron con él, de todas maneras, ¿ven?, porque ellos sabían que ese era el mensajero de Dios.

72 Y allí, un día, nos damos cuenta que aun María, una profetiza, y Aarón, el sumo sacerdote, se burlaron de la esposa de Moisés porque ella era una Etíope, y pensaron: “¿No había suficientes mujeres de nuestro propio grupo, para casarse, en vez ir allá y casarse con esa mujer?” Esa no era la elección de Moisés; esa era la elección de Dios para Moisés. Y cuando se rieron de ello, eso enojó a Dios de tal manera al grado que El hirió a María, la profetiza, llenándola de lepra, la propia hermana de Moisés. ¿Qué de eso? Ella, una profetiza, pero, ¿qué estaba haciendo ella? Ella se estaba burlando y era una irreverencia hacia el mensajero de Dios, el mensajero del pacto de ese día. Y ella fue irreverente. Y también Aarón, el sumo sacerdote, el mismísimo portavoz de Moisés, correcto, él estaba con ella.



73 Y entonces Aarón, cuando él vio a su hermana herida con lepra, él entró y le dijo a Moisés: “¿Dejarías a tu propia hermana morir?”

74 Y Moisés entró en el tabernáculo y se postró delante del Señor, y empezó a llorar y a clamar por Dios, misericordia para su hermana. Y el Espíritu del Señor bajó y dijo: “Llama a Aarón y a María a que se paren aquí delante de Mí”. ¡Oh, hermanos!

75 ¡Dios demanda respetos! Dios envía Su Mensaje, Uds. escúchenlo y Uds. reveréncienlo. No importa si lo llaman un montón de santos rodadores, o cualquier cosa que lo llamen; dejen que el mundo haga lo que ellos quieran. ¡Pero Uds. den respetos!   

 76 Así que, allí se paró María. Dios dijo: “Llama a María y  llama a Aarón aquí, tu hermano y tu hermana, a que se paren delante de Mí”.

77 Y cuando ellos entraron delante de Dios, Dios dijo: “¿No teméis a Dios?” Le dijo eso al sumo sacerdote y a María la profetiza. Dijo: “Cuando haya alguno, un hombre entre vosotros, que es espiritual o profeta, Yo el Señor me daré a conocer a él. Yo le hablaré en visiones y Yo me revelaré en sueños a él, y demás, si él es espiritual o profeta”. Pero dijo: “A Mi siervo Moisés, Yo hablo de labios a oído con él”. Dijo: “¿No teméis a Dios?” En otras palabras: “Si Uds. hablan de Moisés, Uds. están hablando de Mí. Si Uds. no pueden respetar a Moisés, no me respetan a Mí”. Dijo: “¿No he probado entre vosotros que él es Mi siervo? Y Uds. no le tienen reverencia a él en lo absoluto”.

78 ¡Qué lección sería esa para la gente de este día




, no tienen respetos, no tienen honor!

79 Ahora El dijo: “Y porque Uds. no hicieron eso, esa es la razón por la cual Uds. recibieron lepra. Esa es la razón que estas cosas han sucedido”, dijo, “porque

 Uds. debieran haber sabido que este era Mi siervo. Uds. lo saben, así que cuando Uds. dicen algo en contra de él lo están diciendo en contra de Mí”.


80 Así que Moisés oró para que su vida fuera perdonada, y Dios sí le perdonó su vida. Ella no vivió mucho tiempo después de eso, ella murió. Pero ella si fue limpiada de su lepra, y estuvo fuera del campamento por siete días, Uds. saben, por su...por tenerla, para purificación, limpiándose de nuevo de su lepra. Dios la sanó.


81 Pero lo que El estaba tratando que ellos captaran, era esto: “Uds. tienen que respetar lo que Yo hago”

82 Y si esa era la actitud de Dios en ese día, y Dios no puede cambiar, Dios quiere que nosotros respetemos lo que El está haciendo. El lo demanda. Dijo: “Uds. o respetan eso o algo más va a suceder”.


 87 Yo estaba parado allí en la esquina, predicando, hace algunos años, siendo un joven predicador. Y una mujer pasó por allí, ella era Católica por fe; pero yo sabía que su-esposo era Católico, ella no era nada. Y era una mujer muy bella y hermosa, bien parecida, como de veinte años, veintidós. Yo la conocí siendo una muchacha aquí en la ciudad. Y ella pasó por allí y se paró allí, y ella dijo: “Yo no permitiría que mi vaca favorita tuviera la religión que William Branham tiene”



88 Y a la siguiente noche, antes de que yo pudiera llegar a ella, oí que ella se estaba muriendo en el hospital, y no se sabe todavía qué la mató. Ella se estaba muriendo allá en el hospital, y su esposo vino a recogerme. El dijo...El era un Católico, y él vino, él dijo: “Venga rápidamente y ore por mi esposa, ella ha estado llamándolo toda la noche, se está muriendo”.
  












89 Pues, yo dije: “Yo iré”. Y me subí en el carro y dejé la reunión, y me puse en camino al hospital. Y subí corriendo por los escalones, me encontré con la enfermera, y ella dijo: “Ella ya está muerta”. Y él dijo: “Venga, ore por ella, de todas maneras”. Yo dije: “Ella está muerta”. Dijo: “Ore, de todas maneras”. “No les hará ningún bien ahora”. Dijo: “Pues, venga a verla”.
  


Y yo fui. Ella tenía ese negro rojizo, yo creo lo llaman, cabello castaño. Una mujer muy hermosa, unas cuantas pecas aquí en su cara, con unos grandes ojos cafés. “Y esa mujer”, dijo esa enfermera, “Billy, ella murió en tal agonía al grado que ella gritaba tu nombre tan fuerte como ella podía, y dijo: ‘Dígale que me perdone’, al grado que las pecas le sobresalían de su cara como verrugas”. Y esos grandes ojos se habían salido muy hacia afuera y sus párpados se habían cerrado a medias sobre ellos. Por supuesto, Uds. saben lo que pasa cuando una persona muere, tanto sus riñones como sus intestinos evacuan, y ella estaba allí despidiendo vapor por todas partes. Y murió en tal agonía porque...no porque ella me faltó al respeto, pero ella le faltó al respeto al Evangelio que yo estaba predicando, y Dios estaba haciendo señales y maravillas.



















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