lunes, 9 de diciembre de 2013

El Profeta Del Tiempo Del Fin 2

William Branham
Un Hombre Enviado De Dios

William Branham
A Man Sent From God







Por


Gordon Lindsay
Editor de La Voz De Sanidad
En Colaboraciün Con
William Branham
Introducción
La historia de la vida de William Branham es tan fuera de este mundo y tan alejada de lo común que si no fuera por un número sin fin de pruebas infalibles que documentan y confirman su autenticidad, uno bien podría ser perdonado al considerarla exagerada e increíble. No obstante, los hechos son tan generalmente conocidos y de tal índole que pueden fácilmente ser verificados por cualquier investigador sincero. Y por esto deben permanecer a modo de confirmación de la disposición de Dios y de Su propósito de revelarse nuevamente a los hombres como una vez lo hizo en los días de los profetas y apóstoles. La historia de la vida de este profeta — pues él en verdad es un profeta, aunque no es frecuente que usamos ese término— verdaderamente nos hace testigos del hecho que los días Bíblicos están aquí de nuevo.El escritor es muy consciente de su propia insuficiencia en habilidad literaria para adecuadamente describir y narrar la historia de este gran ministerio. No obstante, él es ayudado considerablemente en que gran parte de lo narrado ha sido relatado en las palabras del mismo Hermano Branham, y también por algunos otros que han estado asociados en este ministerio. El estilo claro y simple del Reverendo Branham posee su propio atractivo, y siendo que él mismo no se jacta de ventajas culturales, este estilo, aunque a veces rudo, es siempre dramático y tiene su propio distintivo.Conocer al Hermano Branham es amarlo. Su naturaleza es tierna y amable y su sensibilidad reacciona profundamente al sufrimiento y dolor de los demás. Tan grande ha sido su compasión por los enfermos y afligidos, que le perjudicó su propia salud, al orar durante largas horas por interminables filas de enfermos. Por un tiempo él cargó, como se podría decir, sobre sus frágiles hombros el peso de un mundo en sufrimiento,





hasta que Dios le dio a conocer que esta responsabilidad debía ser compartida con otros. Desde que él ha regresado al campo, ha sido complaciente a las peticiones de aquellos que laboran juntamente con él de conservar sus fuerzas, y de no ir más allá de lo que su constitución le permite. Sanidad Divina no hace al hombre inmortal en esta vida, y aun Jesús sufrió la carga del agotamiento.Es cierto que el Hermano Branham vive en un mundo diferente al del Cristiano común. En los asuntos de este mundo es sabido que él no es sofisticado y no está preparado para igualarse en ingenio con aquellos que a menudo procuran aprovecharse de él en formas egoístas y sutiles. Por otro lado, en ese mundo en el que él verdaderamente vive, sus sentidos espirituales han sido vivificados al grado que le han permitido avanzar más en Dios, y le han causado ser más consciente de las realidades celestiales que quizás cualquier hombre ahora vivo. Es esta asombrosa sensibilidad espiritual la que ha causado que su ministerio sea tan revolucionario. El realmente no trae ninguna doctrina nueva a la iglesia, sino más bien una revelación fresca de la realidad del poder de Dios y una indispensable verdad de lo milagroso en las Escrituras.Juntamente con esta perspicacia espiritual existe otra característica de su ministerio, la cual le hace ser tan intensamente amado por las multitudes que lo escuchan — es su humildad tan sencilla. Nadie sufre celos a raíz del éxito del hombre bajito que por muchos años peleó una invencible batalla con la vida — que por mucha de su vida no ha conocido sino las punzadas de la pobreza, tiempos difíciles y una abrumadora tristeza; un hombre al que le ha sido arrebatado hasta lo básico en la vida, al punto de su propia alma quedar desnuda, y pareciera que el cielo mismo había conspirado contra él. Podemos agradecerle a Dios por la restitución de la Providencia Divina que le ha sido concedida desde entonces, y regocijarnos con él en sus victorias. Quizás en el ministerio de ningún otro hombre ha sido la muerte en esta vida tan enfáticamente simbolizada; esto, por supuesto, con el propósito que Dios pueda mostrarle a Su pueblo, lo nuevo o la vida en resurrección.El Hermano Branham reconoce plenamente sus limitaciones, y con frecuencia se disculpa ante su audiencia por su falta de calificaciones culturales. Con toda sinceridad él narra acerca de su humilde origen, acerca de su larga lucha con la pobreza. No hay pretensiones. Sólo al tratarse de su propio llamado es que no hay dudas ni titubeos. Es acerca de esto que él debe hablar para cumplir la comisión que le ha sido dada. Su mensaje y el ejercicio de su don deben ser dados a conocer al mundo.

Cuando es cuestión de considerar puntos doctrinales, es un asunto muy distinto. El mismo no se considera un teólogo ni un árbitro entre controversias teológicas. A pesar de su gran influencia sobre las multitudes, él no presta esa influencia para forzar su posición en cuanto a puntos doctrinales. Algunos, sin autorización, han intentado usar su nombre como medio para promover sus propios puntos de vista. El se ha visto forzado a de una manera amable pero siempre firme, a repudiar tales intentos. Su misión es de unir al pueblo de Dios, no en dividirlo más a raíz de controversia doctrinal. “El conocimiento envanece, pero el amor edifica”.Es esta humildad sencilla la que ha encantado a sus audiencias por donde él ha estado. Aunque el cumplimiento de su llamado demanda que él le ministre a grandes multitudes, su deseo más sincero es el de conservar la simplicidad de su vida. El muy bien sabe que los grandes hombres de Dios en el pasado han encontrado que tanto su poder con Dios y su unción, faltaron cuando ellos perdieron la simplicidad de su experiencia Cristiana y el espíritu de humildad que en un tiempo poseyeron.El hecho que él se aleja de las muchedumbres no es por rechazar a la gente, sino más bien porque él ha encontrado que esa es la única manera de poder continuar con su ministerio. El se ha dado cuenta que todo su tiempo, y hasta más, pronto sería ocupado por las incontables personas deseando verlo, consultar con él, brindarle consejos, o buscar de sus consejos. No le quedaría tiempo para esperar en Dios, y muy bien sabe que él, entre todos los hombres, es el que más depende en la unción del Espíritu. Sin esa unción él queda inútil. El no posee talentos naturales sobre los cuales recaer si ese elemento de plena importancia llegare a faltar. Algunas personas, desde luego, malinterpretan esto y grandemente se decepcionan al no serles otorgada una entrevista personal. Difícilmente pasa un día en el cual no haya alguien que sienta tener un mensaje urgente para darle, el cual sólo ellos pueden anunciar.
No obstante, aunque él debe vivir en un mundo diferente, para de esa manera traerle inspiración y bendición a la humanidad, no hay nadie más humano y más comprensible que el Hermano Branham. El desea intensamente complacer a todos, y añora cumplir cualquier deseo que estuviere a su alcance. Sinceramente, en cuanto a este punto en particular él no puede confiar de sí mismo, pues él sabe que su deseo de complacer puede llevarlo a comprometerse en cosas que serían imposibles de cumplir. Nada le causaría más molestia que saber que no fue capaz de cumplir con su palabra. Por eso él ha colocado sus negocios en las manos de sus asociados, para que así ellos puedan llevar a cabo en una manera ordenada los acuerdos mutuos que parezcan necesarios en lo relacionado a sus campañas.Para comprender al Hermano Branham, se necesita saber un poco de su pasado. Como él mismo narra en su historia, su familia era la más pobre entre los pobres. Para el tiempo de su matrimonio, su manera de vivir era inestable. Por mucho tiempo las conveniencias más básicas de un hogar estuvieron fuera de su alcance. En una ocasión él perdió un sillón a una compañía de financiamiento, al no poder continuar con los pagos. El predicó en su propio tabernáculo por años, sin aceptar compensación alguna, pensando que su congregación era demasiada pobre para sobrellevar los gastos de la iglesia y su familia. Para cubrir sus gastos él trabajó como guardabosque de Indiana, pero era demasiado amable de corazón como para imponer multas, aunque esa fuera su única fuente de ingresos como guardabosque. Consecuentemente (y suena increíble, pero es cierto) él tuvo que conseguir aun otro empleo, el de patrullar los cables de alto voltaje—un empleo que podía complementarse con el empleo de guardabosque—para así ganarse el sustento para su familia. Pero en su propia batalla le tocó sentir personalmente el sufrimiento y tristeza de la humanidad. Y en la posición tan honorada a la que Dios ahora lo ha llamado, él aún puede sentir intensamente por aquellos que deben pasar por lo que él atravesó, ese camino oscuro y solitario de la tristeza.Hubo otra razón por la que Dios escogió a William Branham para la gran labor de llamar Su pueblo a la unidad de espíritu. El Señor sabía que él nunca intentaría dar inicio a una organización propia. Esto lo pudiera haber hecho; pero a tales sugerencias él nunca le dio un momento de consideración. Su mensaje no era para traer algo nuevo a la Iglesia, lo cual involucraría la creación de una nueva organización. Esa no era su visión ni su deseo—más bien era para que la gente de Dios que se habían separado el uno del otro, ahora pudieran reconocer que son de un mismo cuerpo y llegar a estar unidos en el espíritu en anticipación del regreso de su Señor Jesucristo. El buscó no sólo la sanidad del cuerpo físico de los creyentes, sino también la sanidad del Cuerpo Místico de Cristo—el cual es Su Iglesia. A uno le viene a la mente el apóstol Pablo que señaló la causa para tanta enfermedad y muerte prematura entre la iglesia como “falta de discernir el Cuerpo del Señor. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen”. Sabemos que esta Escritura se refiere primordialmente al Cuerpo físico deCristo, simbolizado en el pan partido en la Santa Cena del Señor. Pero el pasaje también debe referirse al Cuerpo Místico de Cristo, siendo que inmediatamente Pablo empieza a tratar este tema, y realmente el tema ocupa todo el capítulo 12 de Primera de Corintios. El concluye la discusión, mostrando la solemne urgencia de los miembros del Cuerpo de Cristo en reconocer correctamente el lugar de cada uno dentro del Cuerpo. “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él; o si uno de los miembros es honorado, los demás miembros se regocijan con él. Ahora vosotros sois el Cuerpo de Cristo y los miembros en particular”. La Iglesia, o el Cuerpo de Cristo, se encuentra enfermo porque sus miembros están fuera de armonía el uno con el otro.Hablando brevemente ahora acerca del ministerio de William Branham, él no intenta orar más por todos los que llegan a sus reuniones; él ha encontrado que las limitaciones según su fuerza física hacen esto imposible. El tiene que restringir su ministerio, ministrándole a un número limitado cada noche. Pero eso no significa que no todos pueden recibir sanidad en sus reuniones. Los enfermos entre la audiencia son animados a extenderse en fe y recibir su sanidad desde sus asientos. Y verdaderamente, como resultado de esta instrucción, el número de testimonios siendo recibidos de aquellos, que de esa manera son sanados, es asombroso. Tales sanidades no involucran solamente dolencias menores, sino que suelen ocurrir liberaciones de dolencias orgánicas como el cáncer, tumor, tuberculosis y de semejante índole. Vez tras vez, por la operación de su don, el Hermano Branham ha discernido tales enfermedades y anunciado la liberación, aunque la persona recibiendo la sanidad esté sentada entre la audiencia muy atrás.Otro gran propósito de las reuniones Branham es el de traer inspiración al ministerio, no de animar a un gran número a intentar tener numerosas y grandes campañas, sino a que muchos, con nueva inspiración, regresen a sus propias iglesias y comiencen un verdadero ministerio de liberación. Por demasiado tiempo se viene usando substitutos para atraer la gente a la iglesia, al grado que la adoración en muchas de nuestras congregaciones se ha sumergido a un nivel puramente humano, careciendo completamente del elemento sobrenatural. El ministerio de la sanidad es la manera de la Biblia para alcanzar las multitudes para Dios. ¡Qué ministerios tan maravillosos han nacido en las vidas de algunos que conocemos, los cuales, después de asistir a las reuniones Branham y regresar a sus hogares, han asegurado sus puertas y rehusado salir hasta no haber oído del Cielo!En cuanto a los Cristianos en particular, ¡cuán enriquecidas han sido sus vidas al presenciar ellos mismos, a menudo por primera vez, el obrar de un milagro! ¡Cuánto se ha retado el escepticismo y la incredulidad, y éstos desaparecido! ¡Dios ya no es un Dios incierto y distante, sino Alguien que está cerca y dispuesto a revelarse a los hijos de los hombres! Cuando el modernismo, junto con su decadente incredulidad, se enfrenta con este reto, recibe derrota instantánea. Ningunas palabras endulzadas ni oratorio sutil puede engañar a una persona normal que personalmente, con sus propios ojos haya visto a Dios obrar. ¡El hombre, como nunca antes, es traído a la conclusión que la Biblia es verdad, el poder de Dios es real, el Cielo y el Infierno son reales!En otro sentido estas grandiosas reuniones son de carácter misionero. La extensa población en el país, difícilmente contactada por las reuniones del Evangelio Completo, es alcanzada en las campañas Branham. Los llamados al altar son compuestos por muchas de estas personas. Aunque ellos no regresan a inflar los números en las iglesias locales, no obstante ellos son una incalculable adición para el reino de Dios. Y se entiende sin necesidad de mencionar, por supuesto, que muchos en las ciudades también son convertidos y vienen a ser candidatos para incrementar las congregaciones de pastores que tienen la iniciativa de trabajar y dar ánimo a estos convertidos. Un pastor nos dijo que después de una reunión Branham en su pueblo, él recibió cien nuevos miembros en su iglesia. Desde luego, la campaña entera es un poderoso testimonio ante toda la comunidad en cuanto a la verdad y la realidad del mensaje del Evangelio Completo.El testimonio personal del escritor es que el ministerio de William Branham ha afectado poderosamente el suyo. Aunque él practicó el ministerio de la sanidad y su propia iglesia disfrutó los beneficios de esta gloriosa verdad en un grado muy elevado, sin embargo, no fue sino hasta él haber presenciado el ministerio del Hermano Branham que recibió la fe para él ministrarle a sordos, mudos, y ciegos, y presenciar resultados inmediatos. En dichas reuniones que él ha llevado a cabo, ha sido gratificado por un número considerable de éxitos que ha presenciado, y sin duda estaría plenamente ocupado en sus propias campañas en el momento presente, recibiendo muchas llamadas, a no ser por el hecho que en la sabiduría de Dios, como editor de LA VOZ DE SANIDAD, su tiempo y fuerza parecen ser requeridos en la coordinación y ánimo para aquellos involucrados en esta gran visitación que ha venido a la tierra. Lo cual en esta labor él tiene el honor de ser asociado con William Branham, lo que considera recompensa en sí.Mirando hacía atrás al comienzo de esta visitación, señalaremos al 7 de mayo, 1946, cuando el Angel del Señor, hablándole en persona a William Branham, le dijo que si él permanecía fiel, este gran movimiento espiritual estremecería al mundo. Nosotros estamos presenciando el cumplimiento de esa predicción. Pero de parte de todos nosotros, como también de nuestro amado Hermano Branham, y mirando un paso más allá de la débil instrumentalidad humana, nosotros vemos el propósito misterioso del Todopoderoso Dios, que de tal manera amó al mundo que dio a Su Hijo unigénito. ¡Cuán insondables son Sus juicios, e inescrutables Sus caminos! Para El sea toda la gloria.Gordon LindsayFebrero 1950  
William Branham Un Hombre Enviado De Dios

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