PARÁBOLAS Y ALEGORÍAS Por William Marrion Branham
LA NOVIA DEL HIJO DEL DUEÑO DE LA COMPAÑÍA ARMOUR
Me
recuerda de una pequeña historia. Una vez yo…todos Uds. saben, yo solía
juntar en manada un poco de ganado. Y pensaba que era un genuino
vaquero. Y así que, recuerdo que en el rancho en el que estábamos
trabajando, había un…En realidad, La Compañía Armour era la dueña de él,
y el ganado allá era herrado, y nosotros lo apacentábamos. Y así que
ellos fueron…lo que se cuenta… Fue antes que yo llegara al lugar.
Pero ellos tenían un grupo de jovencitas, el ranchero las tenía. Y
todas ellas eran de ese tipo de chicas descaradas en aquellos días.
Creo que nosotros las llamábamos “impúdicas.” Y hoy en día son llamadas
“coristas,” o algo así. Pero sin embargo, ellas eran unas… Madres
impúdicas es lo que producen coristas. Ahora, qué es lo que va a
producir la corista, ¿qué? es lo que me pregunto.
Predicaré una de estas noches sobre sembrando al viento y llorando—segando el torbellino. Eso es lo que hemos hecho.
Ahora, noten esto. Entonces se adornó bonito el rancho y todo lo
demás, porque el hijo de Armour venía a visitar el rancho allá en el
oeste. Y ellos se iban a divertir mucho.
Desde luego, todas estas jovencitas le iban a coquetear , al hijo del
jefe principal. Uds. saben, ellas se casarían con él. Pues entonces,
entendieron que él estaba buscando una novia. De modo que se arreglaron
aquella noche, e iban a darle realmente una recepción al antiguo Oeste. Y
disparaban sus pistolas y se estaban divirtiendo mucho.
Y resultó que tenían allí a una jovencita, la cual era una prima. Su
mamá había muerto, y su papá había muerto. Y no tenía ningún lugar a
donde ir, de modo que se vino a vivir con su tío. Y ella hacía todo el
quehacer. Las otras jovencitas tan sólo se la pasaban embelleciéndose
todo el tiempo, y ella tenía que hacer todo el trabajo.
Uds., muchos de Uds. tal vez han tenido esa experiencia, una huérfana.
Eso me recuerda de la Iglesia del Dios vivo (Así es): se ríen, hacen
mofa de ella todo el tiempo.
Así que aparentemente ella no tenía ropa que limpiar dentro cuando
viniera el hijo del ranchero, viniera el hijo del dueño. Así que esa
noche, se dieron un gran festín. Y ella tuvo que permanecer allá detrás
del dormitorio. Y así que, cuando todos salieron del comedor después de
comer, pues, ella entró y cogió todos los trastos y los lavó.
Así que dio la casualidad que el dueño. El hijo del Sr. Armour, salió a
la parte de atrás y estaba mirando. Y era cierto, él estaba buscando
una novia. Él se fijó en aquella jovencita parada allí lavando los
trastes. Había algo en ella que le pareció auténtico a él.
Después de unos cuantos días de visita, una noche ella estaba tirando
el agua de fregar los platos en la parte de atrás de lugar, después de
un arduo día de trabajo, y oyó a alguien decir, “Buenas noches.” Y ella
miró que se trataba del Sr. Armour parado allí. Ella acercó paja a sus
pies; estaba descalza. E inclinó su rostro; se sentía avergonzada. Él
dijo: “Te he estado observando. Y he descubierto, a lo que creo, que
eres una joven virtuosa.” Dijo: “Estoy aquí,” dijo, “estoy tan
fastidiado y cansado de ese comportamiento de fantasía de la ciudad en
Chicago y así sucesivamente.” Dijo, “Yo—yo vine aquí a buscar una esposa
para mí.” Y dijo, “Tú reúnes exactamente esas características.”
Oh, el corazón de ella como que se le salía… ¿Un hombre de ese calibre
pidiéndole a ella una pobrecita huérfana que se sacara con él? Esa es
casi la manera que me sentí una noche cuando recibí una invitación para
que viniera a la cena de las bodas. “¿Me quiere a mí? ¿Un hombre como yo
tendría—tendría una invitación para venir al Señor Jesús? Pero Él me lo
pidió, yo estaba… Me imagino casi como—me sentí como ella se sintió.
“¿Quién soy yo?” Pero Él me dijo que viniera, y vine.
Entonces él le dijo; le dijo: “Ahora, prepárate. A un año de esta
noche, regresaré para llevarte.” Dijo, “¿Te casarías conmigo?”
Ella dijo: “Pues, eso… Desde luego que me casaría. Pero,” dijo ella, “No soy digna.”
¿No es asi así de la manera que Uds. se sintieron? “No soy digno, Señor.”
Él dijo, “No pienses en eso. Yo no estoy buscando ropa y cosas por el
estilo; estoy buscando virtud. Y yo—yo—yo te quiero a ti como por mi
esposa. ¿Lo serás?” y él la besó.
Y Uds. se acuerdan cuando el Señor puso ese beso en el corazón de Uds.,
¿cómo se sintieron? Oh, qué cosa. Oh, hizo olvidar con besos todos mis
pecados, y todas mis tristezas, y… Él—Él tan sólo hizo algo diferente.
Él dijo que yo podia… yo… Él va a traerme a la cena de las bodas una
noche.
Así que él dijo, “Prepárate.”
Recuerden, la Biblia dice, “Y la Novia se ha preparado,” en el manto de la justicia de los santos. ¿Ven?
Así que esa jovencita sólo recibía setenta y cinco centavos a la
semana. Pero, oh, cuán feliz estuvo ella ese año. Tan sólo lavando y
cantando, ahorrando cada centavo que podía. El resto de ellas se iban a
la ciudad y compraban cajetillas nuevas de cigarrillos, y cuánto más,
Uds. saben, y su whisky, y sosteniendo nuevos juegos de naipes, y se
estaban divirtiendo mucho. Pero ella tan sólo trabajó mucho. ¿Por qué?
Ella estaba alistándose, preparándose.
Y entonces finalmente, lo primero que uno se da cuenta, ella llegó a la
ciudad, y consiguió el vestido de bodas, y recibió el dinero que él le
envió, y consiguió el vestido de bodas. Y vaya que sus primas se
burlaban de ella. Hmmm. Esa es casi la manera que algunas de estas
primas de la religión denominacional, del evangelio social, dijeron:
“Uds. montón de pequeños santurrones.”
No hace mucho tiempo hablé con una jovencita aquí en Oregon. Ella
dijo…Ella ha pertenecido a otra denominación. Y dijo: “Pues, ¿cuáles
están asistiendo a su reunión? Si ellos alguna vez… Si ellos fueran
aquellos que estuvieran en el cielo, yo no desearía estar allí.”
Le dije: “Tú no tendrás que preocuparte muchísimo a menos que cambies
tu actitud.” ¿Ven? Le dije: “No tendrás que preocuparte muchísimo.”
Ella dijo: “Todo ese griterío allí y alboroto.”
Le dije: “Ahora, espera. Tú adoras a María. Y la Virgen María, antes
que Dios alguna vez le pusiera el vestido de bodas, ella tuvo subir al
Día de Pentecostés y llenarse tanto del Espíritu Santo, al grado que se
tambaleaba como si estuviese ebria. Tú no vas a entrar con algo menos.”
¿Ven? Le dije: “Si la Virgen María tuvo que ir a Pentecostés y recibir
el Espíritu Santo antes que alguna vez pusiera entrar al cielo, tú nunca
entrarás; con nada menos. Tan sólo recuerda eso. Esa fue la Virgen
María.”
“Oh, eso no es así.”
Le dije: “¿Crees la Biblia? Aquí la tienes. Y María estaba allí con
ellos en el aposento alto. Y ella se llenó tanto del Espíritu al grado
que danzó bajo el Espíritu, actuando como alguien ebrio. Y ¿crees que
llegarás al cielo con algo menos que eso? Nunca llegarás. Sí, señor. La
Virgen María y todo el resto de ellos tuvieron que venir al camino de
los pocos despreciados del Señor.” Así que… Sí, señor.
La gente hace mofa, y los llaman un montón de idiotas. Pablo dijo, “En el camino que es llamado herejía…” Eso es locura. Ven, herejía es
alguna “herejía, locura, idiotez.” Pues, somos llamados así, por cuanto
lo sobrenatural es tanto diferente de las cosas carnales de este mundo,
al grado que hace pensar a la gente que ellos están locos.
Ellos dicen… Pues, Pablo le dijo a Agripa, le dijo, “No estoy loco. Es…” Loco significa
“disparatado.” “No estoy disparatado, como piensas que estoy. Pero en
el camino que es llamado herejía, adoro al Dios de nuestros padres.” Ese
es el camino en el que yo también adoro. Me agrada eso. “En el
camino…”
Me gustaría unirme a
Pablo. Me gustaría estar allí aquel día cuando lo vea vestido en la
justicia de Cristo, cuando lo vea coronado. Aleluya. Quiero tener puesta
la misma clase de manto que él tuvo. Esa es de la misma clase que mi
Señor llevó puesto.
Esa es la
razón que no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para
salvación. Y aunq—el Evangelio no vino sólo en palabra, sino por el
poder y demostraciones del Espíritu Santo. Esa es la manera que viene el
Evangelio. Es la Palabra hecha manifiesta en nuestros corazones.
Ahora, esta jovencita, ella se alistó. A ella no le interesaba lo
que... Ellas se reían. Que se rieran si querían. Pero ella sabía que
aquel beso aquella
noche significaba un sello. Y de igual manera yo supe, de igual manera
Uds. saben, y todo aquel que tuvo ese beso del Señor Jesús, que les da a
Uds. la promesa, Uds. saben lo que eso significa. A Uds. no les
interesa lo que el mundo dice. Si sus primas quieren hacer mofa de Uds. y
decir: “Has perdido la razón, y eres anticuado,” Uds. tan sólo sigan
adelante; eso está bien. Eso no le hace distinción a ella, tan sólo se
mantenía alistándose.
Así que
entonces, la hora llegó finalmente, el sol se estaba ocultando. De modo
que ella misma se vistió, Uds. saben, y se embelleció toda. Oh, qué
cosa. Esa es la hora en la que la Iglesia debería estar ahora mismo.
Toda vestida en la justicia de Él, llena con Su Espíritu, impulsada por
Su Ser, andando en la Luz, esperando la venida del Señor.
Allí estaba ella, alistándose, toda limpia y bañada, y el vestido de
boda puesto. Y ¿saben una cosa? A medida que eso se acercaba más,
recibía más crítica de sus primitas. Ellas decían: “Pobrecita criatura
de mente tan inocente, quieres decirte que si—si el hijo de Armour se
casara con alguien, él se casaría con alguien como nosotras, alguien que
encajara en su sociedad, alguien que tuviese educación, que tuviera
algún atractivo de ellas.” Vean, eso es lo que la iglesia piensa hoy.
Pero cuán alejados están. Así es. Están muy lejos.
Y así que, entonces poco tiempo después, Ella pensó que él se había
retrasado. Se hizo más y más tarde. Y finalmente, ellas dijeron: “Oh,
¿en dónde está él?” Eso es lo que están diciendo hoy en día. “¿Dónde
está Aquel?, yo escuché esa cosa cuarenta años atrás. Que Él venía. ¿En
dónde está?”
¿No dice la Biblia
que dirían: “Dónde está esa venida del Señor. Todas las cosas están así
como estaban en el principio”? Estamos viviendo en ese día, amigos.
Vamos a cobrar ánimo ahora mientras estamos juntos esta tarde. Salgan
con un ánimo nuevo. Salgan a ganar almas. Alístense. La venida está
cerca.
Y los primero que uno se
da cuenta, todas ellas la rodearon, comenzaron a bailar, cancioncitas
alrededor de ella, decían: “Oh, hagamos mofa de ella,” Uds. saben. Y le
hacían a la novia como que estaban simulando a una novia. Eso no la
enfadaba a ella. Ella miraba al relojito haciendo tictac mientras
avanzaba. Lo primero que uno se da cuenta, era a tan sólo un minuto.
Alguien dijo: “Tú…pensé que él iba a estar aquí a tal y tal hora.”
“No se preocupen, él estará aquí,” dice ella. Eso es todo lo que quiero
saber. Él prometió que estaría aquí. Eso es todo lo que quiero saber.
Él viene; eso es todo. Cuándo, no lo sé. Pero Él estará aquí.
Justo cuando estaban haciendo la mayor parte de mofa, y diciendo que
el—todas estas cosas diferentes acerca de ella, y—y provocándola, y
haciendo mofa de ella y todo lo demás, se escucharon las ruedas
acercándose, cascos de caballos golpeando, la trituración de la arena
bajo el carruaje. Qué cosa, qué cosa, ella se abrió paso por aquellas
filas. Allá iba por el patio. ¿Quién era? Allí estaba él, vestido. El
carruaje estaba listo. Ella corrió por aquellos pequeños enrejados al
final del patio de esa manera. Él saltó del carruaje y la cogió en sus
brazos, y dijo: “Amorcito, todo el año he tenido personas observándote.”
Oh, estoy tan contento. El Espíritu Santo: Si Él cuida de las aves,
cuidará también de mí. “Todo el año, te he estado observando. Vi tus
virtudes. Vi los galanteos de otros hombres, vi todo esto, pero vi que
fuiste fiel. Oh, se hinchó mi corazón de saber que la mujer con la que
me iba a casar era fiel.”
Dios,
que ese sea nuestro testimonio, que ese sea nuestro deseo hoy en día.
Vivan fieles a Cristo. Sean fieles al llamamiento. Sean fieles al
Espíritu.
Y él la cogió en sus
brazos, la sentó en el carruaje, y se alejó en el carruaje, y continuó
hasta Chicago. Dijo: “Has obrado y has trabajado duro, y tus pequeñas
manos ampolladas nunca se volverán a ampollar. Las cosas que has hecho
fuera, nunca tendrás que hacerlas fuera otra vez. Pues uno de las casas
más elegantísimas que se pueden comprar en—en Lakeside Drive en Chicago
te está esperando. Vamos a casarnos ahora y vivir allí en paz durante el
resto de tus días.”
Me alegra
tanto que podamos obrar y trabajar duro, y tener el escupitajo del
exterior, y los fruncidos de cejo, y los desprecios, y todo lo demás,
pero algún día Él vendrá. Oh, seremos llevados arriba con Él para
encontrarlo en el aire. Y aquellas primas tan sólo se quedaron allí y
miraban. Oh, alguno de estos días, seremos arrebatados. Dios arrebatará a
Su Novia, aquellos que están llevando puesto el vestido de bodas.
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