jueves, 24 de abril de 2014

La Novia Se Ha Aparejado.

PARÁBOLAS Y ALEGORÍAS Por William Marrion Branham


LA NOVIA DEL HIJO DEL DUEÑO DE LA COMPAÑÍA ARMOUR

Me recuerda de una pequeña historia. Una vez yo…todos Uds. saben, yo solía juntar en manada un poco de ganado. Y pensaba que era un genuino vaquero.  Y así que, recuerdo que en el rancho en el que estábamos trabajando, había un…En realidad, La Compañía Armour era la dueña de él, y el ganado allá era herrado, y nosotros lo apacentábamos. Y así que ellos fueron…lo que se cuenta… Fue antes que yo llegara al lugar.  
   Pero ellos tenían un grupo de jovencitas, el ranchero las tenía. Y todas ellas eran de ese tipo de chicas descaradas en aquellos días.  Creo que nosotros las llamábamos “impúdicas.” Y hoy en día son llamadas “coristas,” o algo así. Pero sin embargo, ellas eran unas… Madres impúdicas es lo que producen coristas. Ahora, qué es lo que va a producir la corista, ¿qué? es lo que me pregunto.
    Predicaré una de estas noches sobre sembrando al viento y llorando—segando el torbellino. Eso es lo que hemos hecho.
   Ahora, noten esto. Entonces  se adornó bonito el rancho y todo lo demás, porque el hijo de Armour venía a visitar el rancho allá en el oeste. Y ellos se iban a divertir mucho.
   Desde luego, todas estas jovencitas le iban a coquetear , al hijo del jefe principal. Uds. saben, ellas se casarían con él. Pues entonces, entendieron que él estaba buscando una novia. De modo que se arreglaron aquella noche, e iban a darle realmente una recepción al antiguo Oeste. Y disparaban sus pistolas y se estaban divirtiendo mucho.
   Y resultó que tenían allí a una jovencita, la cual era una prima. Su mamá había muerto, y su papá había muerto. Y no tenía ningún lugar a donde ir, de modo que se vino a vivir con su tío. Y ella hacía todo el quehacer. Las otras jovencitas tan sólo se la pasaban embelleciéndose todo el tiempo, y ella tenía que hacer todo el trabajo.
   Uds., muchos de Uds. tal vez han tenido esa experiencia, una huérfana. Eso me recuerda de la Iglesia del Dios vivo (Así es): se ríen, hacen mofa de ella todo el tiempo.
   Así que aparentemente ella no tenía ropa que limpiar dentro cuando viniera el hijo del ranchero, viniera el hijo del dueño. Así que esa noche, se dieron un gran festín. Y ella tuvo que permanecer allá detrás del dormitorio. Y así que, cuando todos salieron del comedor después de comer, pues, ella entró y cogió todos los trastos y los lavó.
   Así que dio la casualidad que el dueño. El hijo del Sr. Armour, salió a la parte de atrás y estaba mirando. Y era cierto, él estaba buscando una novia. Él se fijó en aquella jovencita parada allí lavando los trastes. Había algo en ella que le pareció auténtico a él.
   Después de unos cuantos días de visita, una noche ella estaba tirando el agua de fregar los platos en la parte de atrás de lugar, después de un arduo día de trabajo, y oyó a alguien decir, “Buenas noches.” Y ella miró que se trataba del Sr. Armour parado allí. Ella acercó paja a sus pies; estaba descalza. E inclinó su rostro; se sentía avergonzada. Él dijo: “Te he estado observando. Y he descubierto, a lo que creo, que eres una joven virtuosa.” Dijo: “Estoy aquí,” dijo, “estoy tan fastidiado y cansado de ese comportamiento de fantasía de la ciudad en Chicago y así sucesivamente.” Dijo, “Yo—yo vine aquí a buscar una esposa para mí.” Y dijo, “Tú reúnes exactamente esas características.”
   Oh, el corazón de ella como que se le salía… ¿Un hombre de ese calibre pidiéndole a ella una pobrecita huérfana que se sacara con él? Esa es casi la manera que me sentí una noche cuando recibí una invitación para que viniera a la cena de las bodas. “¿Me quiere a mí? ¿Un hombre como yo tendría—tendría una invitación para venir al Señor Jesús? Pero Él me lo pidió, yo estaba… Me imagino casi como—me sentí como ella se sintió. “¿Quién soy yo?” Pero Él me dijo que viniera, y vine.
   Entonces él le dijo; le dijo: “Ahora, prepárate. A un año de esta noche, regresaré para llevarte.” Dijo, “¿Te casarías conmigo?”
   Ella dijo: “Pues, eso… Desde luego que me casaría. Pero,” dijo ella, “No soy digna.”
   ¿No es asi así de la manera que Uds. se sintieron? “No soy digno, Señor.”
   Él dijo, “No pienses en eso. Yo no estoy buscando ropa y cosas por el estilo; estoy buscando virtud. Y yo—yo—yo te quiero a ti como por mi esposa. ¿Lo serás?” y él la besó.
   Y Uds. se acuerdan cuando el Señor puso ese beso en el corazón de Uds., ¿cómo se sintieron? Oh, qué cosa. Oh, hizo olvidar con besos todos mis pecados, y todas mis tristezas, y… Él—Él tan sólo hizo algo diferente. Él dijo que yo podia… yo… Él va a traerme a la cena de las bodas una noche.
   Así que él dijo, “Prepárate.”
   Recuerden, la Biblia dice, “Y la Novia se ha preparado,” en el manto de la justicia de los santos. ¿Ven?
   Así que esa jovencita sólo recibía setenta y cinco centavos a la semana. Pero, oh, cuán feliz estuvo ella ese año. Tan sólo lavando y cantando, ahorrando cada centavo que podía. El resto de ellas se iban a la ciudad y compraban cajetillas nuevas de cigarrillos, y cuánto más, Uds. saben, y su whisky, y sosteniendo nuevos juegos de naipes, y se estaban divirtiendo mucho. Pero ella tan sólo trabajó mucho. ¿Por qué? Ella estaba alistándose, preparándose.
   Y entonces finalmente, lo primero que uno se da cuenta, ella llegó a la ciudad, y consiguió el vestido de bodas, y recibió el dinero que él le envió, y consiguió el vestido de bodas. Y vaya que sus primas se burlaban de ella. Hmmm. Esa es casi la manera que algunas de estas primas de la religión denominacional, del evangelio social, dijeron: “Uds. montón de pequeños santurrones.”
   No hace mucho tiempo hablé con una jovencita aquí en Oregon. Ella dijo…Ella ha pertenecido a otra denominación. Y dijo: “Pues, ¿cuáles están asistiendo a su reunión? Si ellos alguna vez… Si ellos fueran aquellos que estuvieran en el cielo, yo no desearía estar allí.”
   Le dije: “Tú no tendrás que preocuparte muchísimo a menos que cambies tu actitud.” ¿Ven? Le dije: “No tendrás que preocuparte muchísimo.”
   Ella dijo: “Todo ese griterío allí y alboroto.”
   Le dije: “Ahora, espera. Tú adoras a María. Y la Virgen María, antes que Dios alguna vez le pusiera el vestido de bodas, ella tuvo subir al Día de Pentecostés y llenarse tanto del Espíritu Santo, al grado que se tambaleaba como si estuviese ebria. Tú no vas a entrar con algo menos.” ¿Ven? Le dije: “Si la Virgen María tuvo que ir a Pentecostés y recibir el Espíritu Santo antes que alguna vez pusiera entrar al cielo, tú nunca entrarás; con nada menos. Tan sólo recuerda eso. Esa fue la Virgen María.”
   “Oh, eso no es así.”
   Le dije: “¿Crees la Biblia? Aquí la tienes. Y María estaba allí con ellos en el aposento alto. Y ella se llenó tanto del Espíritu al grado que danzó bajo el Espíritu, actuando como alguien ebrio. Y ¿crees que llegarás al cielo con algo menos que eso? Nunca llegarás. Sí, señor. La Virgen María y todo el resto de ellos tuvieron que venir al camino de los pocos despreciados del Señor.” Así que… Sí, señor.
   La gente hace mofa, y los llaman un montón de idiotas. Pablo dijo, “En el camino que es llamado herejía…” Eso es locura. Ven, herejía es alguna “herejía, locura, idiotez.” Pues, somos llamados así, por cuanto lo sobrenatural es tanto diferente de las cosas carnales de este mundo, al grado que hace pensar a la gente que ellos están locos.
   Ellos dicen… Pues, Pablo le dijo a Agripa, le dijo, “No estoy loco. Es…” Loco significa “disparatado.” “No estoy disparatado, como piensas que estoy. Pero en el camino que es llamado herejía, adoro al Dios de nuestros padres.” Ese es el camino en el que yo también adoro. Me agrada eso. “En el camino…”   
   Me gustaría unirme a Pablo. Me gustaría estar allí aquel día cuando lo vea vestido en la justicia de Cristo, cuando lo vea coronado. Aleluya. Quiero tener puesta la misma clase de manto que él tuvo. Esa es de la misma clase que mi Señor llevó puesto.
   Esa es la razón que no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación. Y aunq—el Evangelio no vino sólo en palabra, sino por el poder y demostraciones del Espíritu Santo. Esa es la manera que viene el Evangelio. Es la Palabra hecha manifiesta en nuestros corazones.
   Ahora, esta jovencita, ella se alistó. A ella no le interesaba lo que... Ellas se reían. Que se rieran si querían. Pero ella sabía que aquel beso aquella noche significaba un sello. Y de igual manera yo supe, de igual manera Uds. saben, y todo aquel que tuvo ese beso del Señor Jesús, que les da a Uds. la promesa, Uds. saben lo que eso significa. A Uds. no les interesa lo que el mundo dice. Si sus primas quieren hacer mofa de Uds. y decir: “Has perdido la razón, y eres anticuado,” Uds. tan sólo sigan adelante; eso está bien. Eso no le hace distinción a ella, tan sólo se mantenía alistándose.
   Así que entonces, la hora llegó finalmente, el sol se estaba ocultando. De modo que ella misma se vistió, Uds. saben, y se embelleció toda. Oh, qué cosa. Esa es la hora en la que la Iglesia debería estar ahora mismo. Toda vestida en la justicia de Él, llena con Su Espíritu, impulsada por Su Ser, andando en la Luz, esperando la venida del Señor.
   Allí estaba ella, alistándose, toda limpia y bañada, y el vestido de boda puesto. Y ¿saben una cosa? A medida que eso se acercaba más, recibía más crítica de sus primitas. Ellas decían: “Pobrecita criatura de mente tan inocente, quieres decirte que si—si el hijo de Armour se casara con alguien, él se casaría con alguien como nosotras, alguien que encajara en su sociedad, alguien que tuviese educación, que tuviera algún atractivo de ellas.” Vean, eso es lo que la iglesia piensa hoy. Pero cuán alejados están. Así es. Están muy lejos.
   Y así que, entonces poco tiempo después,  Ella pensó que él se había retrasado. Se hizo más y más tarde. Y finalmente, ellas dijeron: “Oh, ¿en dónde está él?” Eso es lo que están diciendo hoy en día. “¿Dónde está Aquel?, yo escuché esa cosa cuarenta años atrás. Que Él venía. ¿En dónde está?”
   ¿No dice la Biblia que dirían: “Dónde está esa venida del Señor. Todas las cosas están así como estaban en el principio”? Estamos viviendo en ese día, amigos. Vamos a cobrar ánimo ahora mientras estamos juntos esta tarde. Salgan con un ánimo nuevo. Salgan a ganar almas. Alístense. La venida está cerca.
   Y los primero que uno se da cuenta, todas ellas la rodearon, comenzaron a bailar, cancioncitas alrededor de ella, decían: “Oh, hagamos mofa de ella,” Uds. saben. Y le hacían a la novia como que estaban simulando a una novia. Eso no la enfadaba a ella. Ella miraba al relojito haciendo tictac mientras avanzaba. Lo primero que uno se da cuenta, era a tan sólo un minuto. Alguien dijo: “Tú…pensé que él iba a estar aquí a tal y tal hora.”
   “No se preocupen, él estará aquí,” dice ella. Eso es todo lo que quiero saber. Él prometió que estaría aquí. Eso es todo lo que quiero saber. Él viene; eso es todo. Cuándo, no lo sé. Pero Él estará aquí.
   Justo cuando estaban haciendo la mayor parte de mofa, y diciendo que el—todas estas cosas diferentes acerca de ella, y—y provocándola, y haciendo mofa de ella y todo lo demás, se escucharon las ruedas acercándose, cascos de caballos golpeando, la trituración de la arena bajo el carruaje. Qué cosa, qué cosa, ella se abrió paso por aquellas filas. Allá iba por el patio. ¿Quién era? Allí estaba él, vestido. El carruaje estaba listo. Ella corrió por aquellos pequeños enrejados al final del patio de esa manera. Él saltó del carruaje y la cogió en sus brazos, y dijo: “Amorcito, todo el año he tenido personas observándote.” Oh, estoy tan contento. El Espíritu Santo: Si Él cuida de las aves, cuidará también de mí. “Todo el año, te he estado observando. Vi tus virtudes. Vi los galanteos de otros hombres, vi todo esto, pero vi que fuiste fiel. Oh, se hinchó mi corazón de saber que la mujer con la que me iba a casar era fiel.”
   Dios, que ese sea nuestro testimonio, que ese sea nuestro deseo hoy en día. Vivan fieles a Cristo. Sean fieles al llamamiento. Sean fieles al Espíritu.
   Y él la cogió en sus brazos, la sentó en el carruaje, y se alejó en el carruaje, y continuó hasta Chicago. Dijo: “Has obrado y has trabajado duro, y tus pequeñas manos ampolladas nunca se volverán a ampollar. Las cosas que has hecho fuera, nunca tendrás que hacerlas fuera otra vez. Pues uno de las casas más elegantísimas que se pueden comprar en—en Lakeside Drive en Chicago te está esperando. Vamos a casarnos ahora y vivir allí en paz durante el resto de tus días.”
   Me alegra tanto que podamos obrar y trabajar duro, y tener el escupitajo del exterior, y los fruncidos de cejo, y los desprecios, y todo lo demás, pero algún día Él vendrá. Oh, seremos llevados arriba con Él para encontrarlo en el aire. Y aquellas primas tan sólo se quedaron allí y miraban. Oh, alguno de estos días, seremos arrebatados. Dios arrebatará a Su Novia, aquellos que están llevando puesto el vestido de bodas.

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