PARÁBOLAS Y ALEGORÍAS por William Marrion Branham
EL NIÑO QUE NO SABÍA CÓMO ORAR
Un niño pequeño—pequeño, una vez, allá en el Sur, había un—un dicho,
que él estaba de rodillas en un surco donde había estado orando. Y
mientras un clérigo pasaba y escuchó al muchachito repitiendo el
alfabeto, “A, B, C, D,” etc., y él estaba de rodillas, de modo que el
clérigo se perturbó en gran manera. Así que él escuchó al niño repetir
el alfabeto y luego decir: “Amén.”
Y mientras se levantaba, pues, el clérigo le habló y le dijo:
“Hijito, yo soy un siervo del Señor. Y te escuché orando, pero sólo
estabas diciendo el alfabeto. Yyo no entiendo la razón que tan sólo
estabas diciendo el alfabeto.”
Él dijo: “Señor, yo no puedo orar.” Continuó: “Yo nunca he orado.
Pero tuve una madre y padre que oraban, los cuales ya se han ido al
Cielo.” Y continuó: “Mamá, Ella murió cuando yo era un niño tan pequeño.
Pero recuerdo escucharla, cuando ella estaba en dificultades, iba al
Señor y oraba. Y ella murió cuando yo era tan pequeño, ella no me pudo
enseñar a orar. Y he sido entregado en las manos de una persona dura que
me golpea y me trata mal. Y yo estaba…pensé que después que yo había
aprendido mi abecedario, si yo podía tomar todas las palabras y decir
todas las letras, tal vez Él podía juntarlas todas y entender lo que
quise decir.”
Esa es la oración de sinceridad. Desde luego que Él podía ponerlas
juntas. No es cómo oramos, en nuestros labios, es el motivo de nuestro
corazón lo que Dios oye. Él algunas ocasiones no oye nuestros labios; Él
oye nuestra intención, cuál es el motivo de nuestro corazón.
LA PERSONIFICACIÓN DEL CRISTIANISMO
20 de Enero de 1957
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