lunes, 18 de noviembre de 2013

PERSEVERANTE. Parte 2







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 Un día Dios le dijo a Noé: “Muy bien, tú ya hiciste tu parte. Ahora entra en
el arca, tú y tu familia”. Y el… Se fijaron que los—los pájaros empezaron a
volar adentro, y—y los animales empezaron a entrar, de dos en dos. Noé y su
familia entraron.
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 Y siempre hay los creyentes fronterizos, como yo los llamo; gente que
viene a la iglesia, y ellos se gozan con un mensaje quizás del coro o de los
cantantes, del ministro, o con algún testimonio. Ellos se gozan, pero, entrar y
formar parte de ello, ellos sencillamente no lo harán. Les gusta escuchar, pero
no formarán parte de ello. No desean identificarse con ellos. Ellos quieren
quedarse a un lado. Eso siempre ha sucedido, y sin duda que sucedió en aquel
día.
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 Entonces, cuando se cerró la puerta del arca, muchas de esas personas
dijeron: “Bueno, subamos allá y parémonos alrededor; miren, por si acaso
sucede, quizás el anciano tenía razón”. Todos nosotros pensamos que el
anciano estaba un poco mal de la cabeza, pero yo—yo—yo me gocé oyéndolo
predicar, parado allí en la puerta. Y si sucediera que cayera agua de allá arriba,
pues, pues, él nos dejaría entrar”. Vean, no quieran confiar…
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 No quieran Uds. agotar la bondad de Dios. Deseen estar seguros de que
Uds. sencillamente entren mientras tengan la oportunidad de entrar.
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 Entonces, de repente, pasó el primer día. Miren cómo Dios algunas veces
pone presión sobre su pueblo. Yo me imagino que el primer día, Noé le dijo a
su familia: “Muy bien, ahora subiremos al piso de arriba. Miren, en la mañana,
los cielos se van a poner oscuros. Nunca antes se habían puesto oscuros.
Nosotros nunca hemos visto eso. Pero va caer lluvia. Los relámpagos
alumbrarán a través de los cielos”. Y a la mañana siguiente salió el sol. No
había señal alguna. Todo el día, Noé y su familia estuvieron mirando. Bueno,
las cosas siguieron igual que siempre.
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 Me imagino que los creyentes fronterizos dijeron: “Aw, el anciano estaba
equivocado”. Y volvieron al centro de la ciudad, a comer, beber, y hacer
fiesta
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 Me imagino a su familia, qué presión debe haber sido para el hombre. Pero
él no se dio por vencido y empezó a tocar la puerta, y a decir: “Hijos, fuercen
la puerta. Yo estaba equivocado”. ¿Por qué? Él sabía que tenía la verdad, ¡y se
aferró a ella!
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 “Si no llovió hoy, lloverá mañana”. Así es. Muy bien.
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 Entonces vino el segundo día, y nos damos cuenta que el sol salió. Cruzó
hasta el otro lado igual que todos los días. Ninguna señal de lluvia. ¡Con todo
eso él fue persistente! Y así hasta siete
días, Noé estaba sentado allí, y decía:
“Si no llovió hoy, lloverá mañana”. Vean, él estaba anclado. Él fue persistente,
perseverante, por cuanto sabía que Dios lo había dicho, y tenía que ser de esa
manera.
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 Miren, finalmente, al séptimo día, cuando él se asomó por la ventana, los
cielos se estaban oscureciendo. El viento soplaba a través de las colinas. Los
árboles se doblaban. La gente gritaba, sin saber qué hacer. Y después de un
tiempo, grandes gotas de lluvia comenzaron a caer por primera vez, pegando
en las calles. Las cloacas se llenaron. E
xplotaron todas las fuentes artesanales.
El nivel del agua comenzó a subir. La gente se metía a sus barquitos y se
hundían. Los vientos soplaban recio. Y se puso más y más y más profundo.
Después de un tiempo comenzó a subir al lado del arca. Él lo estaba
observando desde la ventana.
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 Finalmente, la gente gritaba pero no había forma de que él pudiera estirar la
mano y alcanzarlos. Él estaba allá arriba en el piso superior. Ellos habían
despreciado el día de su gracia por el pecado. No quedaba más nada para ellos.
Ya era demasiado tarde. Finalmente, qué sentir debió haber sido, para Noé,
cuando observó las calles y vio todos esos barquitos, si eran construidos por
Dios o no.
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 Vean, así piensa la gente hoy. Que ellos pueden “construir su propia arca”.
Que pueden “hacer su propia salvación”. ¡Uds. no pueden hacerlo! Dios hizo
la salvación para nosotros, y nosotros tenemos que aceptarla. Un arca
construida por el hombre no resistirá. Todo lo que el hombre pueda lograr, que
sea contrario a la voluntad y la Palabra de Dios, no permanecerá.
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 Pero cómo debió haber sido cuando la Sra. Noé y sus nueras, e—e hijo—
hijos, y demás, cuando vieron el agua subir por el lado del arca, y el arca aún
sin moverse. Pero después de un tiempo sintieron que se desprendió. ¡Estaba
flotando! Oh, Noé sabía que todo su… lo que él había intentado lograr, lo que
él había hecho, su mensaje entonces estaba cobrando vida. Se había
desprendido. Él ya se iba de la tierra.


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